Todas las personas son un problema, pero algunas también tienen solución.

lunes, 7 de junio de 2010

Odio que me hagan hablar cuando escucho música. Que me barran los pies. Las matemáticas. Las falsas apariencias. Odio que la gente no vea más allá de su ombligo. Odio las etiquetas y complicar demasiado las cosas. Hay días en los que odio al mundo.
Puedo ser cabezota. Orgullosa. Borde. Risueña. Impuntual. Caprichosa. Sarcástica. Cariñosa. Impredecible. Impar. Bipolar.
Me encanta la lluvia en verano y el frío si tengo mantas. Tengo un amor incondicional por la nocilla. Los besos en el cuello y en la nariz. Las miradas transparentes.
Puedo decirte lo que siento a grito pelado hasta quedarme afónica, o susurrándote al oído. Puedo decírselo al mundo.
Odio los kilómetros de más y los días de menos.
Puedo ser más sensata de lo que pensaba, y más tímida de lo que creían todos. Puede que no me guste dormir sola. Puede que no tenga demasiada fuerza de voluntad, aunque sé que si realmente quiero algo, lo consigo.
Puedo tener mucho miedo y no aparentarlo. Puede que tenga demasiadas cosas en la cabeza, y puede que parezca que ignoro demasiadas pequeñas cosas.
O puede que no.

1 comentario:

  1. ay cuanto miedo y que poca vergüenza!
    como molan estas definiciones chachis de cosas en general y otras en concreto.
    Sé que me dejé las pipas, pero no puede caberme todos!

    ResponderEliminar